¿A qué nos referimos cuando decimos que sentimos estrés? Cuando una persona padece un exceso de estrés experimenta un conjunto de reacciones emocionales, cognitivas, conductuales y somáticas.
Algunas de ellas son:
- Emocionales: Frustración, ira, estados de ánimo deprimidos, ansiedad, impaciencia, angustia y ataques de pánico.
- Somáticas: Insomnio, cambio en los ritmos del sueño, fatiga, molestias gastrointestinales, temblor en extremidades, respiración agitada, problemas de piel.
- Conductuales: Consumo de drogas, aumento en el consumo de tabaco, sobreingesta de alimentos o por el contrario disminución del apetito, bruxismo, aparición de tics.
- Cognitivas: Perdida del sentido del humor, falta de concentración, actividad mental acelerada, pérdida de memoria.
Es necesario señalar que el estrés, como mecanismo fisiológico, prepara al organismo ante situaciones novedosas o que exigen elaborar recursos nuevos para poder enfrentarnos a ellas. De echo, una sensación de estrés moderada como la que puede experimentar un artista antes de su show le puede ayudar a alcanzar mayores niveles de concentración. Así, el problema aparece cuando se experimentan niveles elevados de estrés que paralizan a la persona, o se padece durante un largo periodo de tiempo.
Algunas de las causas que provocan un exceso de estrés pueden ser: pérdida de empleo o estar en paro, muerte inesperada de un ser querido, enfrentarse a una separación o divorcio, vivir situaciones traumáticas, exposición continuada a ruidos, a temperaturas extremas, falta de ocio, dificultades económicas, ausencia de relaciones interpersonales… Y un largo etcétera que se verá influido por las circunstancias personales que rodeen a la persona en el momento de padecer estrés como son: recursos emocionales y cognitivos personales, apoyo social, acceso a recursos sociales, habilidades sociales y manejo de la frustración.